Carlos F. Ortiz
Andrés Acosta nos entrega una novela hilarante, carnavalesca, la historia de un joven que busca a cualquier costa ser escritor, aún a pesar de que le desagrada la lectura. Su viaje al mundo de las letras inicia después de ver una película sobre la vida de un escritor famoso, que pasa los días en fiestas, con mujeres, y que de vez en cuando se le ve sentado escribiendo. Una mañana el joven sale de su casa a buscar fortuna, renta un cuartito e inicia a trabajar en una lavandería, al descubrir, luego de pasar horas y horas sentado frente a su computadora y no lograr ni un párrafo, decide entrar a estudiar en una escuela de escritores.
La novela de Andrés Acosta Como me hice poeta, nos recuerda en ocasiones las novelas Miedo a los animales de Enrique Serna, La muerte del instalador de Álvaro Enrigue, Quiero escribir pero me sale espuma de Gustavo Sainz y La Tumba de José Agustín, es podría decirse una novela de iniciación y al mismo tiempo una sátira a la vida cultural. Acosta se mofa de los jóvenes con ínfulas de escritores que buscan más la fama que la literatura, de quienes han hecho de la burocracia cultural su asidero.
Andrés traza un puente entre la sátira y al farsa, con un humor desfachatado cuenta esa historia del joven que aspira a ser escritor y termina siendo corrector de estilo, para luego pasar a formar parte de un grupo de rebeldes liderados por el Punteador, que sabotean documentos oficiales, quienes pretender desestabilizar el sistema del país a través de puntos y comas.
El libro podría decirse se encuentra dividido en dos ejes, el primero las aventuras y la iniciación de un joven por el mundo literario, la frustración y la búsqueda, que sale de casa en busca de fama, pero que no logra romper el bloqueo de las trece páginas, que luego de pasar por la escuela de escritores –una parodia de la SOGEM- se cuela a trabajar en una dependencia cultural de gobierno, en una presentación de un libro de poesía conoce al que sería su maestro, una suerte de jedi posmoderno que le enseña el arte de la escritura, ahí el personaje es bautizado con el sobrenombre de tres puntos, y junto con un grupo de saboteadores buscan desquiciar la tranquilidad del país.
Por estas páginas circulan una especie de caricatura de la fauna intelectual que habitan nuestro país, la tragedia nacional que se ha vuelto la política cultural mexicana.
Como me hice poeta hizo que el escritor guerrerense Andrés Acosta obtuviera el premio Juan García Ponce de Novela Breve en el 2009, novela que es ante todo un ejercicio lúdico y confesional sobre el quehacer literario.
Andrés Acosta (Chilpancingo, Guerrero 1964), ha escrito cuento, novela, literatura infantil y juvenil, y guiones para cine y televisión, ha publicado Afuera están gritando tu nombre, Gob. del Edo. de Sinaloa, 1991. || Los signos remotísimos del día, AEM/México Ilustrado, 1999. || Solitarios y podridos, UABJO, 2003. || Capicúa 101, U. de G., 2003. || Cinco noches en La Habana, La Mano Izquierda Impresora, Canadá, 2003. || Mérida, La Mano Izquierda Impresora, Canadá, 2003. ||El complejo de Faetón, CONACULTA/DGP/Ediciones SM, 2006. ||El sueño de los cinocéfalos, UNAM, Confabuladores, 1997. || No volverán los trenes, CONACULTA, Tierra Adentro, núm. 161, 1998. || Doctor Simulacro, Joaquín Mortiz, 2005.
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